La Serie Mundial de 1997 entre Cleveland y Florida llegó hasta las entradas posteriores de vida o muerte en un Juego de vida o muerte 7. En la parte inferior de la undécima, el puntaje estaba empatado, las bases estaban llenas y allí han sido dos outs. El bateador de embrague Edgar Rentería estaba en el plato para los Marlins. Un no cerrador con una cosa que mostrar, Charles Nagy, estaba en el montículo por Cleveland. Eso es algo que te pone al borde de tu asiento.

Pero tal vez quiera simplemente levantarse, el borde de un asiento es tan grande porque con el contexto de qué y quién y cómo recibimos este momento, se vuelve mucho más tenso.

Recibimos armas empleadas contra un lanzador tres años después de la escuela secundaria. Recibimos a un ganador de 4 Guante de Oro avergonzándose a sí mismo. Hemos recibido un desertor cubano rompiendo datos. Hemos recibido a los puristas del béisbol echando espuma por el concepto de que ambos grupos podrían ganar, y claramente, uno de ellos está a punto de hacerlo.

Entonces, nos vemos en el infierno, asiento. Es hora de rebobinar.

Por Roberto

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